lunes, 18 de junio de 2007

A LA FIFA...CON AMOR

Bolivia y “su” altura no es un tema nuevo en materia de fútbol y menos desde instancias como la FIFA que saben cómo gambetear y ejecutar tiros penales desde un lujoso escritorio, desconociendo la cultura universal y el derecho que existe en lo relacionado al fútbol.

A través de una imagen satelital, los eruditos y mercaderes deciden cuál negocio es más rentable. “¿éste o aquél?”, en un juego de azar y sin reparos ni escrúpulos deciden vetar e imponer sus antojos a miles y millones de personas que lo único que hacen es disfrutar de la emoción del deporte, del fútbol.

Joao Havellange, emperador y mandamás del fútbol en su momento, ya quiso vetar a las ciudades que pasaban los 3.000 m.s.n.m. como castigo quizás, por tremenda osadía, de que la “cenicienta” selección boliviana de fútbol le gane a Brasil después de 40 años de invicta trayectoria en las eliminatorias premundialistas, sin reconocer que nuestro equipo hizo méritos y jugó de igual a igual y en cualquier lugar, a temperaturas extremas, sin chistar. Sólo jugar.

Este hecho, por demás injusto, por demás totalitarista, no hace más que ir por encima de acuerdos y compromisos como el de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que la misma FIFA, se comprometió a apoyar.

Mr. Blatter, no ahonde las diferencias, no abra más brechas entre los países y menos con “la pasión de multitudes”, el fútbol.

Qué incoherencia. Qué injusticia. Lo que se hace con la mano, Mr. Joseph Blatter, no se borra con el codo. Por más presiones que tenga, por más intereses que tenga, el veto, no solamente es privar de que se juegue en uno u otro lugar un partido de fútbol, sino que es injerencia y va en contra de la soberanía y vulnera nuestro derecho como país.

Si bien Ud. lo dice públicamente y se enorgullece al decir que la FIFA tiene más países afiliados que las Naciones Unidas o la misma Iglesia, entonces no reste, ¡sume! No nos quite el derecho de decidir dónde jugar.

Para terminar, si queremos que este tema no vuelva a ser tocado, debe encararse un proceso de defensa de manera seria y coordinada entre todos los actores deportistas, dirigentes, autoridades y medios de comunicación, junto con la población en general, con estudios científicos y médicos para que nunca más el tema de la altura sea un pretexto para perder o ganar, sino un derecho al disfrute, al gozo y diversión.

En resumen, es tarea y responsabilidad de todos y todas para que se erradique el nombre de “veto a ciudades de Bolivia o veto a la altura”. Es tarea de todos/as para que a nombre del fútbol, no aparezcan “personajes célebres” que fungen de presidentes y vice-presidentes del órgano Mundial de la FIFA que, haciendo caso unísono a los alborotos de las “consagradas selecciones mundialistas” o “vacas sagradas del fútbol latinoamericano”, quieran sobreponerse a los sueños de una colectividad que vibra cada vez que su selección, en sus diferentes categorías y modalidades, nos regala un bonito gol y que como gesto entusiasta y con el corazón en la boca festejamos a viva voz: ¡VIVA BOLIVIA!

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