viernes, 3 de agosto de 2007

UN SUEÑO COLECTIVO


En cada rincón del mundo, hay algún talentoso chiquillo que se desliza hábilmente por una calle, hace un quiebre de cintura y gambetea a la basura, a los taxis y a la rutina de la vida moderna. O en otro lugar, alguien, después de trabajar, forma su equipo, toma las calles, hace su portería de ladrillos o piedras y, como en un cuento de hadas, ese pedazo de mundo que tiene en los pies, empieza a rodar desatándose con ella, las risas y el juego bonito que dibuja en la tierra un arco iris de inocencia y diversión. Hasta que, el árbitro del tiempo, oscurece el cielo y, la hinchada, desde la ventana de sus casas, gritan a viva voz por sus hijos que se han creído jugando en un gran estadio de fútbol profesional.

El fútbol, “pasión de multitudes”, se ha desarrollado de tal manera que ya no juegan los equipos, sino, las empresas y sus colores. En ese sentido, la competencia, el juego brusco y duro son los que priman, los que prevalecen; sin honor, ni respeto al otro como sujeto, sino como al enemigo que hay que eliminar en el campo de batalla.

¿Cómo recuperar la esencia del fútbol? ¿Cómo hacer que este deporte sirva para integrar y fomentar la paz y tolerancia en el país? ¿Cómo promover valores de respeto y solidaridad a través del deporte?

Esas y muchas preguntas vinieron a mi mente mientras caminaba por las calles de San Isidro, donde habíamos creado un Centro Cultural, como pretexto para organizarnos y sumar esfuerzos para trabajar colectivamente, en un espacio abierto, horizontal y participativo, donde nuestros sueños se realicen y nuestra dignidad de seres humanos, sea respetada y valorada.

La recuperación de juegos típicos, carrera por equipos compuestos por hombres y mujeres, cine popular, teatro, danza, pintura, música, deporte y rifas económicas -que nos permitían costear los gastos básicos de todas las actividades que hacíamos y hacemos-, tenían un impacto que, a nosotros mismos, impactaba. Habíamos descubierto la pólvora y estábamos felices que todos y todas participaban. Las calles ya no eran las mismas, había mas razones para estar en la cancha los fines de semana.

De esta manera, nos hicimos conocer. Pasamos del anonimato a la vida pública y quisimos compartir nuestras actividades con otros municipios, con otras organizaciones para crear redes y fortalecer trabajos en equipo, con tan buena suerte que, en diciembre noviembre de 2005, la Fundación AVINA, nos da la oportunidad de conocer experiencias de desarrollo, a través del deporte.

Con este apoyo llegamos hasta Buenos Aires, Argentina. Nuestro anfitrión en la capital porteña era la Fundación Defensores del Chaco que desarrollaba la “metodología del fútbol callejero”. El deporte, el fútbol, era una herramienta de transformación social. Esa experiencia rápidamente fue aprehendida por nosotros y, a nuestro retorno de Argentina, organizamos el Primer Torneo de Fútbol Callejero en Bolivia con la presencia de alrededor 40 equipos mixtos, es decir, hombres y mujeres, pateando una pelota.

De ahí en adelante, seguimos un largo y exitoso camino. Se conformó una selección con chicos y chicas de diferentes barrios y zonas de Santa Cruz y, ante 26 equipos, Bolivia ocupó el quinto lugar en el Sudamericano de Fútbol Callejero. A su vez, fue uno de los fundadores de la Red Sudamericana de esta metodología integrada por: Colombia, Perú, Chile, Brasil, Argentina y Paraguay.

La participación del Centro Cultural “San Isidro” en el vecino país y el sitial obtenido, nos permitieron participar del Primer Mundial de Fútbol Callejero en Berlín (Alemania). Dicho evento fue apoyado por la FIFA y diferentes organizaciones alemanas como la de Jurgen Klinsmann, entrenador del equipo alemán de fútbol.

En coordinación con los Gobiernos Municipales de San José de Chiquitos, Minero y Porongo, se convocaron a los mejores jóvenes (hombres y mujeres), no solamente en lo futbolístico, sino también en lo académico y humano. Estos jóvenes, en edades comprendidas entre los 16 a 21 años, compartieron con la gente del Centro Cultural “San Isidro” y se conformó un equipo donde todos y todas participaron activamente en las actividades que se tenían previstas.

Buscar dinero para 10 pasajes de ida y vuelta (Bolivia-Alemania), material deportivo, alimentación, transporte interno, gastos de oficina (fax, internet, llamadas, otras), fueron unas de las tantas cosas que a las que nos enfrentamos y lo conseguimos.

Compramos los pasajes con ayuda del Gobierno Nacional y de la Fundación Defensores del Chaco; la tienda deportiva Fair Play, el Banco los Andes Pro Credit, COTAS S.A., ENTEL, la Dirección Municipal y Departamental de Deportes de Santa Cruz, nos apoyaron con material deportivo, así, como distintas organizaciones amigas (CEPAD, REMA, CEAM, COMPA) y medios de comunicación se encargaron de hacer lo suyo, desinteresadamente.

Pero, la vida tiene sorpresas. El equipo ya conformado, todos preparados y, nuestro arquero, David “Vico” Abakay, sufre un accidente en la carpintería donde trabajaba para mantener a su familia. El incidente fue grave, sí. Pero nos demostró la unidad y solidaridad que existe en el grupo y que fue fundamental para apoyar a nuestro campañero “Vico” que nos acompañó por nuestra gira Europea y fue nombrado “jugador emblemático del Mundial”.

Un acto por demás emotivo en el Barrio. Una despedida llena de apoyo, de confianza. Toda la gente reunida despidiendo a su equipo y las banderas de Bolivia y Alemania unidas por un mensaje,: “Atención Kreuzberg: ya sabrán quién es el Centro Cultural San Isidro! Bolivia”. Éste trabajo fue confeccionado por Max, Sebastián y Julian, grandes amigos de WISE e. V.

Nervios… alegría… tristeza… esperanza…sudor…son algunas de la palabras y sentimientos que nos envolvían. Para todos los chicos/as del equipo, era la primera vez que subían a un avión y es, más, viajaban fuera de sus fronteras. En caravana partimos al aeropuerto en un bus y, en el otro, los familiares y los amigos. Lágrimas en los ojos y los corazones que latían aceleradamente. Última llamada. Todo a bordo.

Alemania, país de tanta historia, nos recibió con los brazos abiertos. Kreuzberg, el “barrio turco” de Berlín fue el lugar donde se construyó el Stadium de Fútbol Callejero. 24 equipos de todas partes del mundo y nuestros chicos, rápidamente se adaptaron al contexto y entablaron amistades a pesar del idioma. Entre gestos y señas se comprendían. El fútbol era la conexión, era el lenguaje de los jóvenes. La integración se daba en los diferentes momentos: música, danza, partidos, intercambios permitieron tomar conciencia de lo maravilloso que son las culturas y respetar las diferencias.

Partido tras partido, nuestro equipo, denominado “selección boliviana de fútbol callejero”, hizo de Kreuzberg un lugar de diversión y un campo de juego de enseñanza, de respeto y educación. “qué bien, Bolivia. Juegan muy bien. El mejor juego limpio, también” nos dijo el mismísimo representante de Juego Limpio de la FIFA. Pero los triunfos no hubieran sido posible sin el apoyo de los residentes bolivianos en Alemania que nos brindaron todo su apoyo, colaboración y alegría para hacer de cada triunfo un pretexto para estar juntos. Cambas, collas, chapacos todos/as latiendo por un mismo sentimiento y país: Bolivia.

Al retorno de Alemania, el Barrio se volcó a las calles y la prensa y los amigos, todos pendientes y felices. Distinciones por aquí y por allá que fueron bien recibidas, pero que implican más compromiso y responsabilidad que estamos dispuestos a asumir. El Barrio San Isidro ya no es el mismo. Hemos dado un norte a esa zona, antes considerada marginal, violenta y con altos índices de drogadicción, y nos proyectamos a construir el Primer Barrio Cultural y deportivo de Bolivia. La tarea es larga pero, hemos puesto un granito de arena y esperamos tener una playa con un mar azul de ilusiones y metas logradas.

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